La traición, el beso de Judas.

Judas Iscariote, el traidor más grande de todos los tiempos, entrego a su maestro a cambio de satisfacer su debilidad y con un beso confirmaba su traición. Ante muchas eventualidades de la vida, creo que a varios nos tacará experimentar ese beso traicionero de Judas. Puede que sea la revelación de un secreto importante, talvez alguna infidelidad o el hecho de que la persona de la que más esperas te de la espalda. El hecho es: que hacer ante una traición?. La venganza corre por nuestras venas, es devolver el mismo o maximizar el daño a la persona que nos lastimo. Esto nos convierte en justicieros, ignorando que aunque hayamos devuelto el daño nos lo hemos regresado y lo encontraremos de vuelta al doblar en la esquina. Todo lo que se siembra se cosecha, por eso no nos conviene la venganza. El silencio? es reconocer que entregamos la situación por completo en las Manos Divinas, Él tendrá una mejor solución que nosotros.

Es muy diferente sentirse traicionado a realmente ser traicionado. Ambas son etapas, pero hay veces que vivimos como que nos hubieran traicionado sin haberlo sido. Descargar una ola de odio, rencor y enojo sin conocer en realidad que sucedió, no tiene sentido. Joanna se sintió traicionada al saber por boca de su mejor amiga, que el amor de su vida le fue infiel. Ella envuelta en llanto y cegada por la locura terminó con él. Sin darse un tiempo, sin escuchar razones, tomo sus maletas y juró no perdonarlo jamás, se marchó y nunca volvió a saber nada de él. Lo que Joanna ignoraba era que todo aquello fue una equivocación, una amiga que interpretó mal una acción le costo el amor de su vida. Jamás debió marcharse, jamás debió sentirse traicionada y creer que en realidad lo había sido. Sentirse traicionado no es igual a ser traicionado. Cuando seamos traicionados entonces se abre el tiempo negativo de llorar, odiar, abstenerse de abrazar, tal y como lo dice la Biblia: "hay tiempo para todo" Eclesiastés capitulo 3:1 . Al terminar ese tiempo, se abre el tiempo para poder perdonar. Con nuestras manos podríamos cometer atrocidades, en las Manos Divinas todo es perfecto, no actuemos nosotros, dejemos que Él se encargue de todo, lo que nos queda a nosotros es perdonar a quien nos ha hecho daño.

El beso de Judas, el beso de un traidor. Talvez nunca has sentido ese beso pero lo creíste y mientras no compruebes la realidad todo es falso, y si llegare a ser cierto, encarga el caso a la Justicia Divina, porque en ella nada pasa por alto y cada quien obtiene lo que merece.