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5- El enojo contra Dios

12 mayo 2010
Dos épocas totalmente diferentes, dos situaciones nada parecidas, dos perspectivas muy distantes y dos corazones nada semejantes. Uno reniega y desobedece la misión encomendada, el otro es tentado por el amor de su vida para maldecir a Dios y terminar con su desdicha. Jonás y Job dos siervos de Dios muy diferentes. Cada quien actúa diferente, cada quien manifiesta su fe en Dios con su forma de ser. Hay quienes tratan de sublevarse a las ordenes divinas, corren en contra de la corriente sin dirección alguna, cuando ya han caído maldicen su destino y apuntan al cielo en señal de protesta. Si existes porqué permites que me pasen estas cosas? Acaso no eres un Dios de Amor? Acaso no eres Todopoderoso? recriminan. Mientras que otros oran: "Señor líbrame de este mal" "Gracias porque eres grande en misericordia y lento en la ira" "Señor para ti no hay nada imposible". Se dan cuenta de la diferencia?

Jonás, fue enviado por Dios a Nínive para anunciarles que serian destruidos. Jonás escapa a Tarsis pretendiendo esconderse de Dios. En el barco descubren que la marea y el mal de la tormenta es enviada por Dios a causa de Jonás, los marineros intentan detenerla, la solución es tirarlo al mar, al hacerlo una ballena se traga a Jonás. Asustado al ver la marea tan alta y sentir la muerte, se arrepiente y al ser arrojado por la ballena cumple la misión encomendada. El pueblo de Nínive se arrepiente y Dios decide ya no destruirlos. Jonás se enoja por la decisión de Dios, y le recrimina lo siguiente:
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Pero esto disgustó mucho a Jonás, y lo hizo enfurecerse.2 Así que oró al Señor de esta manera:

—¡Oh Señor! ¿No era esto lo que yo decía cuando todavía estaba en mi tierra? Por eso me anticipé a huir a Tarsis, pues bien sabía que tú eres un Dios bondadoso y compasivo, lento para la ira y lleno de amor, que cambias de parecer y no destruyes.3 Así que ahora, Señor, te suplico que me quites la *vida. ¡Prefiero morir que seguir viviendo!
4 —¿Tienes razón de enfurecerte tanto? —le respondió el Señor.
5 Jonás salió y acampó al este de la ciudad. Allí hizo una enramada y se sentó bajo su sombra para ver qué iba a suceder con la ciudad.6 Para aliviarlo de su malestar, Dios el Señor dispuso una planta,[a] la cual creció hasta cubrirle a Jonás la cabeza con su sombra. Jonás se alegró muchísimo por la planta.7 Pero al amanecer del día siguiente Dios dispuso que un gusano la hiriera, y la planta se marchitó.8 Al salir el sol, Dios dispuso un viento oriental abrasador. Además, el sol hería a Jonás en la cabeza, de modo que éste desfallecía. Con deseos de morirse, exclamó: «¡Prefiero morir que seguir viviendo!»
9 Pero Dios le dijo a Jonás:

—¿Tienes razón de enfurecerte tanto por la planta?

—¡Claro que la tengo! —le respondió—. ¡Me muero de rabia!
10 El Señor le dijo:

—Tú te compadeces de una planta que, sin ningún esfuerzo de tu parte, creció en una noche y en la otra pereció.11 Y de Nínive, una gran ciudad donde hay más de ciento veinte mil personas que no distinguen su derecha de su izquierda, y tanto ganado, ¿no habría yo de compadecerme?

  • No seamos como Jonás
Así como fue Jonás existimos muchos de nosotros. Tal vez una mala jugada de la vida nos hace perder la fe en Dios. Conozco muchos que han sufrido perdidas económicas o han sufrido la muerte de un hermano, o tienen la herida aun abierta a causa de alguna infidelidad o algo por el estilo. Dejan de asistir a la iglesia, ya no se congregan, dejan de servir, cambian por completo su forma de ser. Se enojan contra Dios, se vuelven presa fácil del enemigo. Apuntan al cielo como que Dios es el causante de sus desgracias. Cada quien cosecha lo que siembra, hay cosas que nos pasan porque las hemos sembrado, hay otras cosas que a pesar de ser negativas y sin haberlas sembrado, llegan a nuestra vida, pero podemos eliminar esas plagas que acechan nuestra cosecha.

Sembrar y cosechar nunca es fácil, siempre existirán terceros que quieran robarnos nuestros frutos. Los sembradores cuidan su siembra, la abonan, la protegen contra insectos, y todas esas acechanzas hacen que el sembrador se vuelva más fuerte, mientras más fuerte sea la plaga más hábil debe ser el sembrador para lograr que su cosecha sea aun más fuerte. Lo mismo ocurre con nuestra siembra de la vida, Dios permite que vivamos ciertas cosas, para que nos volvamos sembradores más fuertes, para que nuestros frutos sean más grandes. Tenemos que abonar y proteger nuestra siembra creyendo en Dios, alimentándola de su Palabra, teniendo la fe que aunque llueva o pasemos por el fuego ahí estará Dios. Debemos abandonar cualquier idea plantada por el enemigo, de que Dios quiere el mal para nosotros.

  • Debemos ser como Job:
Job era un hombre integro y prospero, la mayoría de sus animales habían muerto, sus bienes habían derrumbado, sus hijos se murieron solo sobrevivió su esposa, se enfermo de gravedad y, en medio de esa sarna y dolor su esposa le dice: Anda maldice a Dios y muérete!

Pincha acá para Leer el versículo +/-
9- Entonces le dijo su mujer:

--¿Aún te mantienes en tu integridad? ¡Maldice[a] a Dios y muérete!

10- Él le dijo:

--Como suele hablar cualquier mujer insensata,así has hablado. ¿Pues qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos?


En todo esto no pecó Job con sus labios.

Pero Job se contuvo: "acaso recibiremos de Dios lo bueno y no lo malo??" Esa frase me ha quedado grabada en el pecho. Como todo ser humano, Job también se equivoco y fue reprendido por Dios, pero al final Dios lo recompenso dándole el doble de todo lo que tenía.

Nosotros debemos imitar a Job, debemos sembrar esas actitudes en nuestra vida, Dios jamás nos dará la espalda. Podremos tener muchos amigos, Job fue visitado por 3, y los 3 en ese momento de dolor no le fueron muy útiles. Quedarse sin bienes, sin hijos, tener una esposa insensata y aun así quedarse sin amigos, era algo demasiado duro, pero Job supo creer en Dios.

Debemos saber que Dios es nuestro mejor amigo, aun cuando todos aquellos que se decían ser nuestros amigos y que nunca nos dejarían solos, aun allí nuestro todo es Dios. No debemos volvernos en su contra, Dios nos ama, quiere el bien para nosotros, cada uno de nosotros tenemos un destino diferente y para llegar a cumplirlo, es necesario pasar por pruebas diferentes. No debemos confundirnos y pensar en que Dios nos ha abandonado.

.....
Dios tú que eres fiel, que eres grande y misericordioso, danos una oportunidad más para ser diferentes, siembra en nuestro corazón actitudes buenas, saca de nosotros cualquier semilla plantada por el enemigo, solo tú eres nuestro Dios, solo Jesús es nuestro libertador y salvador, creemos en ti, arranca toda maldad. Abona amor, templanza, paz y fe en nuestra vida, aliméntanos cada día con tu palabra. No nos dejes caer en las redes del enemigo, no permitas que nos alejemos de ti, nunca nos sueltes. Revive en nosotros ese gran amor, queremos servirte y ser hijos que cumplan los sueños. Gracias porque has liberado nuestra alma, gracias porque nos has dado paz y discernimiento. Gracias porque a pesar de que hemos fallado, nos sigues viendo con esa mirada de amor. Gracias por ser nuestro Dios y gracias porque nos permites ser parte de tu reino.

5 tema: El enojo contra Dios
De la serie: Las semillas del bien y del Mal



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