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Las 7 etapas del Noviazgo 2da Parte

13 marzo 2010
Etapa 6: Compromiso formal

El compromiso formal sigue al del "algún día" de la etapa previa. Este trae un profundo sentido de dedicación y pertenencia que no había en el precompromiso. Hay unas cuantas cosas que separan el compromiso formal del precompromiso. Un compromiso formal sirve como anuncio público a la familia y los amigos que una pareja tiene la intención de casarse. Ello ofrece una oportunidad de ajustarse al hecho de que se formará pronto una nueva familia, y un nuevo miembro se unirá a la familia grande. El anuncio público también refuerza la dedicación. Cuanto más gente sabe del compromiso, tanto más seguro es que la pareja siga junta hasta el casamiento, al punto de que un compromiso secreto no es un verdadero compromiso.

Segundo, el futuro consorte presenta a su futura esposa un regalo que solemniza la celebración del compromiso. Este regalo es un símbolo del cometido del uno para el otro y afirma la dedicación mutua de la pareja.

Tercero, queda establecida una fecha de casamiento y se inician los planes para festejar los esponsales. Este es un compromiso de matrimonio. Por lo tanto, se deben trazar los planes para una boda. Un compromiso sin fecha de casamiento en perspectiva destruye el valor del compromiso.

Durante el compromiso, las expresiones de afecto se vuelven más intensas porque están en la transición entre el galanteo y el matrimonio. Debido a la urgencia de dar cumplimiento al deseo natural por una intimidad sin restricciones, los compromisos de una duración limitada de hasta seis o nueve meses resultan ideales. Si una pareja ha dedicado dos años tratando de conocerse mutuamente antes del compromiso, un período breve de compromiso es suficiente.


Esta es la última oportunidad de observar al futuro socio antes de amarrarse el uno al otro para toda la vida. Este es el momento de sacar a luz cualquier diferencia sin resolver o revelar cualquier secreto escondido, revisando y volviendo a revisar cada evaluación.

Un compromiso no es un contrato sellado para siempre que fija el destino de una pareja. Es posible que una pareja pueda decidir no casarse después de todo. Este es un fenómeno muy duro y poco comentado. Del 40 al 50 por ciento de los compromisos se rompen. A pesar de lo difícil que resulta ser, todavía un compromiso roto es mejor que un matrimonio roto.

La tarea más importante a ser lograda durante el compromiso no es planear la boda, sino el apoyo y asesoramiento prematrimonial con un pastor calificado o un profesional especializado. Cada pareja debería tener un mínimo de seis sesiones de ese tipo antes de casarse.


Etapa 7: Matrimonio

El matrimonio se diferencia de las etapas anteriores en que es la última y se vincula con los procedimientos legales y los juzgados necesarios para disolver la relación por medio del divorcio. Tiene que ser la continuación de la fase romántica de cortejo, caracterizada por afectividad, respeto, cortesía y diversión. Todo junto.

Desafortunadamente, las parejas frecuentemente atraviesan estas etapas fuera de secuencia. Tan ansiosas están por encontrar el amor, que saltean los preliminares y se zambullen en el romance. Pero todo el componente romántico no produce necesariamente amor duradero si no se ha establecido primero una amistad duradera.

La mayoría de las parejas tiene la tendencia a actuar con prisa y casarse demasiado rápidamente. Toda pareja debe salir junta por dos años antes del compromiso. Idealmente, deberá dedicarse un año para la primera, segunda y tercera etapas, a fin de que lenta y cuidadosamente se nutra primero la amistad.

Para ganar el amor y el respeto de su compañero o compañera, muchos muestran sólo su lado mejor y tratan de ocultar sus faltas y errores. Creen que si la otra persona se entera de sus equivocaciones y fallas o idiosincracia serán menos amados. De manera que juegan un papel y actúan por un tiempo como si esas faltas no fueran parte de sí mismos, dejando ver a sus amados sólo lo mejor de sí. Tal comportamiento no es nada más que una máscara.

Pero no muchos pueden enmascarar sus tendencias negativas por todo un año con éxito. Sólo muy ocasionalmente tal juego llega más allá. Por lo tanto, cuando una pareja se precipita al casamiento, sus componentes no se permiten tomar el tiempo suficiente para que esa máscara se caiga. Están casándose con alguien que es virtualmente un extranjero, alguien que podrá volverse muy extraño, mucho más de lo que alguna vez hubieran deseado saber.

La rápida aceleración de las relaciones es tan excitante que los sentimientos románticos se mantienen vivos aún cuando se están marchitando. Mientras la euforia se intensifica, la emoción de ser una pareja y hacer cosas agradables juntos no les permite ver la realidad. Casándose apresuradamente sin tomar suficiente tiempo de conocer a la otra persona, es saltar dentro de una relación basada en suposiciones; suposiciones que pueden asombrar a los componentes del matrimonio. Ciertos investigadores de la Universidad del Estado de Kansas encontraron "una fuerte correlación...entre extensión de tiempo dedicado a salir por parte de los esposos actuales y su actual satisfacción matrimonial". Los investigadores notaron que "los matrimonios que se habían estado citando por más de dos años antes del casamiento alcanzaron un nivel consistentemente alto en la satisfacción matrimonial, mientras que las parejas que se habían estado citando por períodos más breves, alcanzaron un nivel en un amplio espectro de muy alto a muy bajo".


Guillermo y Nina podrían haber salvado su matrimonio si su noviazgo hubiera incluido este esquema de los dos años. Nada llama más rápido mi atención que escuchar a una pareja hablar del matrimonio, pero que no ha salido por suficiente tiempo antes del casamiento. Están por prometerse "hasta que la muerte nos separe" y desestiman seriamente la necesidad de una fuerte relación y capacidad de comunicación necesarias para afrontar las crisis financieras, tiempos de enfermedad, y malos entendidos.

La regla de los dos años se aplica también a los que ya han estado casados previamente. Los que se vuelven a casar pueden sufrir algunos de los más grandes fiascos, pues por considerarse "experimentados" creen que pueden ahorrarse todas "esas cosas de chicos". "Después de todo", declaran, "nosotros no somos adolescentes".
Cada pareja, sin importar su edad, circunstancias o experiencia, debe tomar dos años completos para evaluar su preparación para el matrimonio. Cuando lo hacen tienen una significativa posibilidad de hacer una buena elección. El consejo más importante que doy a las parejas puede resumirse en dos palabras: "¡Tómense tiempo!"

Autor: Jorge Flores, Visita su Blog


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1 comentarios :

  1. Anónimo dijo... :

    pxa, tener novio no era tan dificil hace 20 años :S

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