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No tires la Toalla (Parte 2)

06 agosto 2008
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La Palabra del Señor en Isaías 40:27-31 “¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel mi camino está escondido de Jehová, y mi Dios pasó mi juicio? ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como las águilas; correrán, y no se cansaran; caminarán y no se fatigarán”.


Cuado hablamos, a veces decimos: Dios no me ha comprendido, me abandonó, y empiezan a hacer de algunas cosas su amuleto. Creen que si estaban almorzando para cerrar un negocio, y se le olvidó orar, no lo cerraron porque no oraron y empiezan a hacer de Dios lo que no esl.La Palabra dice que Dios te da esfuerzo, no fuerzas. Cuado estás cansado, Dios te dice: “Levántate y esfuérzate”. Sólo el esfuerzo trae más fuerzas.


Cuando Josué iba a entrar en la tierra prometida Dios le dijo: “esfuérzate y sé valiente”. Muchas veces tú no avanzas porque pones los ojos en lo que no tienes. Dices que no tienes nada, pero el problema no es lo que no tienes, sino lo que no sueltas. Toma ese nada y entrégaselo a Dios. El Señor es el único que multiplica por cero y no le da cero. La Palabra nos dice que los jóvenes se fatigan y se cansan, flaquean y caen, pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas.La incertidumbre se lleva las fuerzas, pero más que la incertidumbre, es lo que piensas en medio de ella. Muchas personas están mal, porque así está su ánimo, y su ánimo está así no por las cosas que está viendo, sino por las cosas que está pensando.



Hay dos razones por las que se deja de dormir, una de ellas es la pena. Pero el problema no es la pena como tal, es lo que tú piensas en medio de ella. Lo que piensas tiene poder y el peor problema es que muchas personas usan ese poder en una forma negativa. Todos pensamos, sólo que unos lo hacemos de una forma y otros de otra. Si tú quieres o no pensar de una buena forma es tu decisión.

Cuando un golfista entra en una trampa de arena es horrible, mientras más le das con el palo a la bola, es más difícil que salga. Pero ¿cuál es la diferencia entre los más victoriosos y los menos victoriosos? Que unos ven el problema y otros la oportunidad. Cuando caen en la arena, algunos jugadores dicen: “Justo ahora que iba a ganar, cae la bola en la arena. ¿Cómo la saco? ¿Y si no puedo hacerlo? Bueno, ahora ya perdí”. Mientras que otros dicen: “Me cayó la bola en la arena y esta es mi oportunidad. Si la saco de ahí, gano el campeonato y lo más seguro es que me van a llamar para filmar anuncios de televisión y voy a ganar miles”. ¿Cuál de los dos tipos de persona eres? ¿Eres de los que salen adelante y ven la oportunidad, o eres de los que ven el problema? Si eres de las personas que ven el problema, cambia tu mentalidad. Quienes tienen la certeza de lo que esperan reciben nuevas fuerzas.

La Palabra del Señor dice en el pasaje anterior que los muchachos se fatigan y se cansan, pero en otras versiones muchacho es mancebo, pequeño. En el original dice: “Aun los muchachos”. Aquí Dios le estaba hablando a Jacob y le dice: “Tú estás diciendo que estás cansado, y por eso también crees que yo lo estoy”. De la misma manera, muchas veces tú estás cansado o te sientes mal, y crees que Dios también se siente mal, y en ese momento empiezas a decir: “Dios se olvidó de mí”. ¿Por qué concluyes por tu estado de ánimo que Dios hizo algo? El problema no es físico, es de actitud. Si aun los muchachos se cansan, ¿cómo no me voy a cansar yo? Uno se cansa y se fatiga.En este pasaje, la palabra dice que levantarán las alas como las águilas, y van a correr sin cansarse, y a caminar sin fatigarse. Cuando un ave alza las alas, es para volar, pero para poder hacerlo debe caminar y después correr. Los que no se cansan corriendo y caminando en esta vida son lo que creen que sólo pueden volar.

Si tú te sientes cansado y fatigado es porque sólo piensas en caminar y correr. Si estás atribulado por una deuda es porque sólo has pensado en pagarla. Hay dos formas de no dormir, una de ellas es estarse lamentando y diciendo: “No puedo dormir”. Y la otra es cuando te acuestas y dices: “Hay Dios y Padre Santo, gracias por ese negocio, yo sé que vas a prosperarme, yo quiero ese millón”. Esa persona está así de tranquila porque no está pensando en caminar y correr, está pensando en volar. El Señor me dijo: “Si quieres ver gente caminando y corriendo, diles que pueden volar”. Si tú crees que puedes volar, caminar es lo de menos. No te preocupes por caminar y corre si lo que quieres es volar. Mientras que pongas tu mente en volar, nunca te vas a dar cuenta que caminas y corres.

Cuado Carlos Enrique, mi hijo menor, estaba pequeño, se comió unas uvas, y las cáscaras se le pegaron en los intestinos. Él tenía una infección estomacal y se estaba deshidratando. Lo llevamos donde el médico y él nos dijo: “Delen este suero, y si para mañana por la mañana no se ha hidratado, lo hospitalizamos.” Entonces yo le respondí: “Hospitalicémoslo de una vez”. A lo que el doctor me contestó: “No, vamos a orar y creerle a Dios, porque no quiero internarlo de una vez. Cuando llegamos a la casa, le empezamos a dar el suero. Pero yo estaba tan desesperado que le di todo de una vez. Entonces a él se le escuchaba el ruido del agua adentro. No le podíamos dar más y nos quedamos dormidos. Cuando me desperté a las 3 de la mañana, mi hijo tenía los ojos hundidos y sentí la muerte. Me paré y literalmente empecé a orar desesperado, caminando de un lado a otro de la habitación. Hasta que me paré y dije: “Momento, aquí el desesperado soy yo”. ¿Por qué concluye que Dios está desesperado o lo ha abandonado? Tú no tienes derecho a concluir. ¿Crees que cuando estás desesperado, caminando de un lado a otro, Jesús está igual? Mientras que tú estás desesperado, Dios está sentado en un sofá diciéndote: “Tranquilo”. Crees que cuando tú estás viendo la chequera en tu empresa y te asustas, Dios hace lo mismo, o te dice: “Qué te pasa, acaso no estoy yo aquí”. “Es que no te siento”. “Pues tu problema es ese. Tú sientes que no estoy, pero sí estoy”.



Cash Luna

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